Viajamos de nuevo con la serie de Incendios Históricos, esta vez a Castrocontrigo en León, y a un año nefasto en cuanto a incendios forestales se refiere, 2012, el año con más hectáreas quemadas de la última década. El #IFCastrocontrigo2012 comenzó el 19 de agosto y se mantuvo activo durante 18 días. Un incendio que al parecer fue intencionado según las investigaciones, pues ya se había intentado prender esa zona 15 días antes del comienzo, aunque hasta el momento, no se ha podido detener al culpable.

En una zona de La Cabrera, donde predominaba pino resinero (Pinus Pinaster), las llamas comenzaban con fuerza alertando a todos los habitantes de la zona. Los primeros medios que acudieron, con ayuda de los vecinos, intentaron controlar el incendio en los primeros instantes, pero al poco se dieron cuenta de que el fuego sobrepasaba las capacidades de extinción. Una zona de alto valor ecológico donde criaban especies como el halcón peregrino o el águila real estaba ardiendo a una velocidad desconocida. Parecía que el bosque estaba avisando del peligro que iban a traer los incendios de 6ª Generación.
Diego Calvo, antiguo resinero y lugareño de la zona, contaba en el documental realizado por Emilio Rubio que antiguamente todo el pueblo se implicaba en las labores de extinción, tenían conocimientos del terreno y acudían todos unidos cuando las campanas sonaban. Casi todas las personas vivían del bosque, aprovechaban sus recursos y cuidaban de él, pero esta vez lo que vieron era diferente, la fuerza del incendio impulsaba las pavesas a más de 200 metros por delante del frente.
Más de 1.000 efectivos luchaban contra las llamas, favorecidas por un viento que las hacía saltar carreteras y ríos, de estos, más de 400 eran del plan INFOCAL, casi 500 de la UME y varias BRIF del Ministerio de Agricultura. Por suerte, aunque varios pueblos fueron desalojados de manera preventiva, ningún bien personal fue afectado. Un cambio del viento ayudó a retener las llamas por un momento y se aprovechó para controlarlo 10 días después de que se iniciara. El balance final, 11.768 hectáreas arrasadas.

Este fuego supuso una gran pérdida dentro de la gestión forestal: la población dedicada al sector resinero vio como ardían sus pinos, quienes se dedicaban a la apicultura vieron morir a todas sus abejas y los que hacían de la micología su profesión lamentaban los daños que se habían producido para los próximos 50 años. Todo esto contribuía aun mas a la despoblación rural, que ya se estaba dando en toda la zona, a la pérdida de aprovechamiento forestal y al abandono de los bosques, favoreciendo las causas de que incendios de esa magnitud volviesen a producirse. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el pueblo de Castrocontrigo contaba con 895 personas censadas en el año 2012 cuando el incendio se produjo, actualmente el número se ha reducido a 794 (datos del año 2018), lo que supone un descenso de un 11% de la población que a finales de la década de los 90 contaba con más de 1.000 personas habitando.

En cuanto a la recuperación de la zona, se llevaron a cabo distintas medidas. La primera de ellas, solicitar una veda de caza en la zona afectada y alrededores para así poder proteger a las especies cinegéticas. Además, el pueblo de Nogarejas, distribuyó hasta 1.700 kg de alfalfa y heno para poder alimentar a ciervos, gamos y corzos que habían perdido su alimento con el fuego. Por otro lado, se extrajo toda la madera quemada que dio unos beneficios de 2.2 millones de euros y también se planeó una regeneración del Pinus Pinaster, de la cuál un 70% iba a ser de manera natural y un 30% artificial estimando entre 70.000 y 800.000 pinos por hectárea según datos de la Consejería de Medio Ambiente de CyL.